Que se puede escribir del Monte Saint-Michel que no se haya escrito ya. Si existe un lugar famoso en la región baja de Normandía-Francia ese es Saint -Michel, pero aún así siempre se pueden descubrir cosas nuevas.
En nuestro camino a Reino Unido, ya os comenté que habíamos decidido parar unos días en la zona de Normandía, y como no, en uno de sus lugares más emblemáticos Saint-Michel, aunque os recomiendo que lo visitéis en algún mes que no sea temporada alta, en nuestro caso era agosto y la afluencia de visitantes era bastante alta.
A medida que te vas acercando a la bahía donde se encuentra situado, las playas se van convirtiendo en grandes extensiones.
Una de las mayores atracciones es su abadía, cuentan que a petición del arcángel San Miguel, de ahí su nombre, un obispo construyó una iglesia que con el tiempo se fue modificando así como el pueblo, hasta llegar a lo que conocemos hoy en día; desde luego no pudo elegir mejor lugar.
Las calles de Saint-Michel están llenas de vida; restaurantes, pequeños museos locales y comercios turísticos, al más estilo francés. Cuando lo visitas puedes seguir la muralla que está llena de jardines, que desde luego con las altas temperaturas se agradecen y contemplar el litoral y la bahía.
Las mareas de la bahía del Monte Saint-Michel son impresionantes, tienen una amplitud de cerca de trece metros los días de mayor coeficiente, el mar se retira a gran velocidad unos kilómetros para regresar con la misma velocidad. Hoy en día, sólo queda rodeado de agua en las grandes mareas de equinoccio, durante unas horas. Actualmente están llevando a cabo unas obras de rehabilitación para que vuelva a ser una isla.
Si queréis conocer más sobre cúal es el mejor día para visitarlo y así poder disfrutar de este fenómeno, existe una página oficial donde podéis ver la tabla y los coeficientes de mareas por meses.
En fin, otro deseo cumplido conocer Saint-Michel, nunca dejes de perseguir tus sueños, porque al final algún día, la vida te hace regalos increíbles.
El sitio es alucinante, pero he de admitir que la cantidad de turistas (para mi gusto, desmesurada) empañan bastante la magia de la visita a este historico lugar.
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